Vivir, jugar y reír son tres palabras que deberían estar juntas en el diccionario. Que te las tuvieras que tragar todas juntas. Como un paquete de Círculo Rojo, o como un paquete de dos Donuts, inseparables. Porque una no es nada sin las otras y las otras no son nada si falta una. Para qué quieres vivir si no juegas ni ríes. Para que quieres jugar si no lo vives ni te ríes. De qué te sirve reír si no juegas a nada en la vida.
Y siempre acompañadas del "con", en vez del "de". Vivir con la gente y no de la gente. Jugar con la gente y reír con la gente. Porque si te ríes de alguien, tarde o temprano la bofetada te la darán a ti, y además vendrá a favor de levante, y de verano, el´hiouta..
Y si juegas, ríes y vives, ¿por qué no compartirlo con la gente? Respecto a eso, ¡tenemos tanto que aprender de los niños! Porque a medida que vamos creciendo, dejamos de jugar, dejamos de imaginar, y cambiamos esa maravilla porque nos da vergüenza, o porque no nos corresponde por nuestra edad. ¿En qué página del catálogo de la vida dice que hay una edad para jugar?
Jugar es reír, reír es vivir, y vivir es compartir;
Compartes para vivir, vives para jugar, y juegas para reír.
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